El salvamento de la aseguradora Eurovita fue un proceso extremadamente complicado y considerado "casi imposible" por los analistas. La compañía entró en administración straordinaria (administración especial) tras acumular pérdidas millonarias y ser incapaz de hacer frente a los reembolsos de sus clientes, lo que obligó al regulador italiano (Ivass) a intervenir. El rescate requirió un esfuerzo sin precedentes: las principales aseguradoras italianas (Generali, UnipolSAI, Intesa Sanpaolo, Allianz y Poste Italiane) tuvieron que coordinarse para repartirse los activos, las redes de distribución y los trabajadores de Eurovita, además de garantizar la continuidad de las pólizas de más de 300.000 clientes.
El proceso estuvo marcado por tensas negociaciones, desacuerdos sobre la financiación de los rescates anticipados y la necesidad de congelar temporalmente los reembolsos para evitar un colapso total. Finalmente, se logró un acuerdo que permitió transferir las pólizas a las nuevas compañías y salvaguardar los intereses de los asegurados, aunque el caso quedó como un ejemplo de la complejidad y los riesgos del sector asegurador en Italia.
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